Diario de Estambul día 7: De Europa a Asia en 20 minutos

¿Te imaginas cruzar de Europa a Asia en menos de veinte minutos y empezar el día en otro continente? Eso es lo que ofrece Estambul , una ...

¿Te imaginas cruzar de Europa a Asia en menos de veinte minutos y empezar el día en otro continente? Eso es lo que ofrece Estambul, una ciudad donde cada jornada se convierte en una aventura única. Nuestro recorrido comenzó en el Marmaray, el metro que atraviesa el Bósforo bajo el mar de Mármara, y nos llevó hasta Üsküdar, puerta de entrada a la parte asiática. Desde allí descubrimos la leyenda de la Torre de la Doncella, mezquitas diseñadas por Mimar Sinan, y rincones que combinan historia, arquitectura y vistas espectaculares. Fue un día de contrastes, entre lo monumental y lo cotidiano, que nos permitió vivir la ciudad desde otra perspectiva.

Descubre conmigo cada parada de esta ruta única por Estambul… ¿Listo para recorrerla paso a paso?
Como iba siendo habitual en este viaje, antes de salir de empezar nuestro día paseando por la ciudad, desayunamos en el hotel, revisamos la ruta, bajamos los mapas offline y cogimos las mochilas para ponernos en marcha.

El día lo empezamos cogiendo el tranvía para ir a la estación de Marmaray, el metro que cruza el estrecho del Bósforo. Para usar este transporte, aunque sea especial, no necesitas billete adicional: basta con tu Istanbulkart. Eso sí, el precio es más caro que el resto del transporte público y se cobra según las estaciones recorridas, así que asegúrate de llevar crédito suficiente

La experiencia de coger este metro es espectacular: bajas muchísimos metros hasta encontrar el andén, y al entrar en el tren caes en la cuenta que estás cruzando el mar de Mármara y cambiando de continente. En menos de 20 minutos pasas de estar en Europa a Asia. Una vez en la otra orilla del Mármara, bajamos en la estación de Üsküdar, ya que nuestra primera parada del día se encontraba a pocos metros de allí.

En medio del Bósforo, sobre un pequeño islote frente a Üsküdar, se alza la Torre de la Doncella (Kız Kulesi), envuelta en una de las leyendas más conmovedoras de Estambul.
Cuenta la historia que un emperador, temiendo una profecía que anunciaba la muerte de su hija por la mordedura de una serpiente, la encerró en esta torre para protegerla. Pero en su 18º cumpleaños, una serpiente oculta en una cesta de frutas logró colarse, cumpliendo el destino anunciado. Hoy, la torre sigue siendo un símbolo de amor, destino y misterio, y ofrece una de las vistas más mágicas de la ciudad.

Torre de la Doncella

Se puede llegar a ella en unos barquitos, ya que en su interior hay un restaurante y una cafetería.

Deshicimos el camino que habíamos realizado hasta la Mezquita Shemesi Ahmed Pasha. Esta fue diseñada por el arquitecto imperial Mimar Sinar para Senshi Pasha. Es una de las obras más pequeñas que proyectó el arquitecto en Estambul, pero su ubicación frente al mar la convierte en una construcción singular.

Solamente pudimos ver su exterior y su jardín, ya que se encontraba cerrada, pero disfrutamos de las vistas del mar y de toda la parte occidental de Estambul como telón de fondo.

Mezquita Shemesi Ahmed Pasha

A continuación visitamos la Mezquita de Mihrimah, del siglo XVI, encargada por Mihrimah Sultán, hija de Solimán el Magnífico. Evidentemente, fue diseñada por Mimar Sinan, es la segunda mezquita más grande de la parte asiática de Estambul. Como dato curioso, la cúpula tiene un diámetro de 20 metros y 37 metros de altura.

Interior de la Mezquita de Mihrimah

Si te soy sincera, no es de las mezquitas que más me gustaron. Además, es la única mezquita que nos encontramos con un olor a pies muy particular… antes de ir a Estambul pensaba que sería más habitual, pero la realidad es que no lo fue.

Vista la mezquita decidimos ir a tomar un café, ya que para volver al lado europeo lo haríamos en ferry y justo había zarpado el anterior.

Llegada la hora nos acercamos al puerto de Üskudur para coger el ferry. De nuevo el billete lo pagas con la Istanbulkart. Hay varios ferris así que fíjate muy bien su parada; en nuestro caso, debíamos coger el que iba dirección Beşiktaş.

Cruzando el Bósforo con el ferry

Una vez en la otra orilla, justo enfrente del muelle del ferry y en un pequeño parque, se encuentra la Tumba de Barbarroja. Fue diseñada por Mimar Sinan para albergar los restos del almirante de la flota de Solimán I. En el momento en que la visitamos estaba en remodelación.

Tumba de Barbarroja

Nuestra siguiente visita fue el Palacio Dolmabahçe. Caminamos unos 11 minutos, desde la tumba hasta el acceso principal. Allí compramos las entradas que, en diciembre de 2023, nos costaron 40 liras turcas, al cambio 6 euros.

Palacio Dolmabahçe

El Palacio Dolmabahçe es una residencia del siglo XIX con un gran jardín a la orilla del Bósforo. Durante la visita recorres el Selâmlik, o estancias reales, y el Harén. Como hito histórico, aquí falleció Atatürk el 10/11/1938. En el recorrido verás la cama cubierta con una bandera turca y un reloj detenido a las 9:05 h, la hora de su muerte.

En el jardín hay estas enormes puertas al Bósforo

Por cierto, resérvate un par de horas para ver el Palacio y en su interior no están permitidas las fotografías.

Al salir, fuimos a comer al Dolmabahçe Café que se encuentra al lado del estadio de futbol del Beşiktaş. Allí tomamos un plato combinado que nos dio energía para toda la tarde.

Estadio de futbol del Beşiktaş

Nuestro siguiente destino era la Mezquita de Ortaköy, pero llegar no era sencillo. Lo mejor era coger un autobús que pasaba por delante del café. Mientras esperábamos empezó a llover y la parada se llenó de gente. Cuando llegó el bus entramos apretujados y tras unos 15 minutos llegamos a la zona de la mezquita.

La Mezquita de Ortaköy tiene una estructura barroca diseñada por Nicogos Balyan, arquitecto del Palacio Dolmabahçe. Fue construida para el Sultán Abdülmecid I entre 1853 y 1855. Su panorámica es la más famosa de todo Estambul: la típica foto de la  mezquita a orillas del Bósforo con el puente de Ortaköy detrás.
Mezquita de Ortaköy

Alrededor de la mezquita hay cafés y tiendas de souvenirs. Tras ver la mezquita, hacer fotos y presenciar una pedida de mano, volvimos a la parada para coger el bus de regreso. Como a la ida, iba lleno, pero conseguimos entrar. Al bajar cogimos el tranvía que nos dejó en la zona del hotel.

Al día siguiente nos íbamos, y tras un día tan intenso, nuestro plan fue quedarnos en el hotel, preparar maletas y descansar. Estábamos tan cansados que pedimos comida a domicilio en lugar de salir a cenar.

Llegados a este momento pusimos punto y final a nuestra jornada. A continuación te dejo el mapa de la ruta del día 7 en Estambul para que te sirva de inspiración al preparar tu viaje.


Después de recorrer torres, mezquitas, palacios y cruzar el Bósforo en ferry, el día terminó frente a la icónica Mezquita de Ortaköy, con su silueta barroca enmarcada por el puente y el mar. Fue el broche perfecto para una jornada intensa, marcada por la mezcla de culturas y la energía vibrante de Estambul.

Si estás preparando tu viaje, guarda esta ruta: te llevará por lugares imprescindibles de la parte asiática y europea de la ciudad, y te demostrará que en Estambul cada día es una aventura que se vive con todos los sentidos.

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