Todo viaje llega a su fin y, tras 16 días rodando por Irlanda y Liverpool, el nuestro ya se acababa. Como no, daba penita tener que volver a casa pero volvíamos contentos porque había sido un viaje perfecto en el que saboreamos cada minuto y en el que habíamos descubierto grandes y preciosos lugares que a partir de ahora formarían parte de nuestras vidas.

Último día de viaje, último día en Liverpool. Nos tomamos el día de completo relax ya que teníamos todo hecho y todo visto. Aprovechamos la mañana para levantarnos “tarde”, desayunar algo que teníamos comprado en la habitación y al terminar nos pusimos hacer la maleta con calma. Tras darle muchas vueltas a las piezas de ropa, tirar cosas que habíamos cogido durante el viaje que no nos servirían en casa conseguimos hacer la maleta y que cupiera todo. 

Bajamos las maletas a recepción y nos las guardaron en consigna hasta que volviéramos a recogerlas. 

A continuación fuimos a dar un paseo por la ciudad. Paseamos por la área peatonal entrando en diferentes tiendas. Antes de seguir el paseo fuimos a mirar en la parada de bus los horarios para poder ir después al aeropuerto Para podernos organizar ese rato. Finalmente nos dirigimos de nuevo al Albert Dock. Como os contamos en un post anterior los paisajes y los lugares con el cielo despejado y soleado cambian al 100%. En Liverpool pasaba lo mismo, no parecía el mismo lugar de hacía dos días cuando lo visitamos. Después de dar una vuelta por el Albert Dock y entrar en varias tiendas fuimos a comer al mismo Foodtruck del otro día, el del autobús, nos gustó tanto que quisimos repetir.

Una vez terminamos de comer fuimos hacia al hotel a recoger las maletas. De nuevo volvimos a cruzar todo el centro para ir a buscar el bus. Esta vez, cuando lo cogimos, íbamos más tranquilos ya que no nos íbamos a saltar la parada porque era la última de todas.

Al llegar al aeropuerto fuimos a pasar el control de seguridad, que lo pasamos súper rápido, y pasamos a la zona de puertas. Allí aprovechamos para mirar tiendas y comprar 4 cosas para gastar las Libras que nos quedaban en monedas

Al final llegó la hora de embarcar. La vuelta transcurrió sin ningún tipo de problemas. Cuando llegamos a Barcelona allí estaban mis padres para recogernos e ir para casa.

Ahora sí, nuestra aventura veraniega había llegado a su final aunque sabemos que en algún que otro momento nos volveremos a encontrar con la preciosa Isla Esmeralda.