Día 4: Bosnia: Kravice Water Falls - Croacia: Makarska - Brac
16:00:00
Era el último día que pasaríamos en Bosnia, como veis fue un visto y no visto en nuestro viaje pero suficiente para que me picara el gusanillo para volver en otra ocasión. Tras dejar el país volvimos a Croacia para continuar nuestra ruta que nos llevaría a Markarska y con un ferry en la Isla de Brac a pasar un par de días.
A continuación os contamos con detalles todo lo que nos pasó en este cuarto día de ruta.
Al levantarnos fuimos a desayunar al restaurante del hotel ya que nos entraba en el precio de la reserva. al bajar al restaurante nos acomodamos en una mesa y un camarero nos trajo la carta y nos habló en un perfecto castellano. Además de un buen servicio, hay que añadir que el desayuno estaba delicioso. Una vez terminamos, y nos despedimos del amable camarero, recogimos las cosas de la habitación e hicimos el check out.
Una vez en el coche batallamos de nuevo con "Carmen" porque no encontraba la localización de las cataratas Kravice pero tras sudar un poco pudimos programarlo y nos lanzamos a la carretera. El día estaba medio nublado pero al menos no hacia aire y no llovía..
En menos de una hora nos plantamos en el parking de las Karvice Waterfalls. Justo en la entrada hay un parking donde se puede dejar el coche y una vez dejamos el parking atrás encontramos la garita para comprar las entradas y el tiquet para el parquing, que sirve para todo el día. Se puede bajar hasta un punto con un trenecito pero nosotros optamos por bajar las escaleras y recorrer los senderos andando. Cuando desciendes por los caminos cada vez está más presente el ruido del agua hasta que llegas un punto que el espectáculo natural se presenta ante tus ojos.
Es un lugar precioso en el que puedes disfrutar de un baño, en la zona hay vestidores para poderte cambiar de ropa, y puedes tomarte un tentempié disfrutando de la naturaleza. Nosotros optamos por pasearnos por las pasarelas que te acercaban a las cascadas porque el tiempo no era demasiado bueno para tomar un baño.
Después de visitar las cascadas volvimos hacia el coche y seguimos nuestra ruta en dirección Croacia. Esta vez cogimos la autopista y antes de cogerla nos encontramos con la frontera. A comparación del día anterior, la cola que había era bastante larga y nos tocó esperar unos 20 minutos hasta que nos llegara el turno. Una vez nos toco nos dejaron pasar sin ningún problema.
Cuando cruzamos a Croacia ya enlazamos con la autopista, que a comparación de aquí no es demasiado cara (unos 3 euros al cambio) y al coger la salida para Makarska nos encontramos con otra garita de peaje. Aquí nos molestamos un poco porque hacia nada que habíamos abonado la tasa pero resulta que este peaje era para entrar en el túnel Sveti Ilija que cruza toda la montaña Biokovo, el segundo monte más alto del país con 1.762m, y tiene una longitud de 4.248m. Si no recuerdo mal el precio era de unos 2 euros, al cambio, aproximadamente
El monte Biokovo a penas pudimos disfrutar de sus vistas porque el cielo estaba muy nublado y la niebla se posó en su cúspide pero aún y así nos asombró la magnificencia de esta montaña.
Después de túnel llegamos a Makarska. Esta ciudad es la que recoge la mayoría de turismo de costa de todo el país y os aseguramos que estamos seguro de ello. Íbamos un poco con prisas para poder coger el ferry del mediodía para así evitar esperar 4 horas al siguiente ferry, pero tanto por el embotellamiento que había por las calles como por lo mal indicado que está el carril del ferry, nos equivocamos de carril porque hasta que no estás encima no lo ves y no nos dejaron rectificar, así que perdimos el barco.
Al dar de nuevo la vuelta para volver encontrar el paseo marítimo dejamos el coche aparcado en el carril para los coches que suben al ferry. Al no estar muy seguros de si podríamos hacerlo, por el miedo de no saber si había otro barco que se fuera antes, fui a preguntarle a un chico de la compañía Jadrolinja si se podía dejar el coche aparcado y me dijo que sin problema. Así que lo dejamos allí, los segundos de la fila, y nos fuimos a comer y a ver como pasábamos las 4h hasta que nos fuéramos.
Comimos en una calle paralela al paseo marítimo un plato combinado con calamares. Al terminar de comer nos acercamos a mirar el coche que estuviera todo correcto ya que nos daba apuro no haber entendido del todo bien al muchacho de la compañía de ferrys. Como que vimos que no hubo movimiento alguno decidimos matar las horas muertas de la mejor manera posible: paseando, tomando un helado y haciendo 4 compras en un super cercano.
Personalmente no me terminó de convencer Makarska, demasiada saturación de turismo y el pueblo no estaba mal pero tampoco es nada del otro mundo. Supongo que también le pillamos un poco de tirria por el hecho de estar 4h dando vueltas a un lugar que no tiene más que el paseo marítimo y unas callejuelas paralelas.
Cuando nos cansamos nos metimos en el coche y me di cuenta que "Carmen", nuestra GPS, de nuevo había decidido hacer huelga y no quería que la programásemos para nuestra llegada a la isla. Después de un buen rato conseguí desbloquearla y programar la ruta.
Por fin entramos en el ferry. Este viaje prometía ser algo movidito porque el tiempo se puso feo, empezaba a llover y hacía aire. El barco también era más pequeño por la cual cosa se movía más. Empezamos el trayecto en la parte superior de la cubierta, pero a medida que pasaban los minutos empezamos a coger frío y nos fuimos a la zona de sofás que hay en su interior. Allí también hacía fresco porque el aire acondicionado estaba puesto, pero al menos no teníamos el molesto aire dándonos en la cara. Fue en este punto donde vimos que el barco se movía un montón pero por suerte no nos mareamos. El trayecto duró unos 30 minutos hasta Sumartin, donde desembarcamos y nos pusimos rumbo a la capital de la isla, Supetar.
"Carmen" es muy graciosa y en este viaje nos intento matar más de una vez haciéndonos pasar por caminos de cabras y calles tan sumamente estrechas que casi rallamos los laterales del coche. Al llegar a Supetar nos pasó algo así ya que nos hizo pasar por un montón de calles de doble dirección, pero que apenas pasaba un coche, y dejándonos en un lugar totalmente equivocado (si a este estrés le sumáis los conductores croatas que por mucho que vean que tienes que maniobrar o que no pasan los coches no frenan, pues el espectáculo está servido).
Tras unas cuantas vueltas encontramos la casa en la que nos alojábamos en Supetar. Al no tener wifi en todo el día no nos dimos cuenta que la chica nos había mandado un mail para ponerse en contacto con nosotros. Pero bueno, al llegar nos encontramos un montón de post-its distribuidos por las puertas... tras esperar un rato apareció una chica rubia en el balcón del segundo piso diciendo que bajaba a nuestro encuentro. Ella era Tatjana la propietaria de la vivienda. La chica, un poco alocada y divertida, nos enseñó la habitación y nos dijo que podíamos aparcar el coche justo debajo de nuestro balcón.
Después de acomodarnos nos arreglamos y nos fuimos a cenar al paseo marítimo de Supetar. Hacía un aire impresionante y además frío. Cenamos tan rápido como pudimos porque ¡estábamos helados! ¿Quien nos hubiera dicho en Dubrovnik que esa noche agradeceríamos una chaquetita?
Al acabar nos pusimos dirección a nuestra sobe para reponernos del fresco y para planear la ruta del día siguiente por la isla.
Mapa de la ruta:
Es un lugar precioso en el que puedes disfrutar de un baño, en la zona hay vestidores para poderte cambiar de ropa, y puedes tomarte un tentempié disfrutando de la naturaleza. Nosotros optamos por pasearnos por las pasarelas que te acercaban a las cascadas porque el tiempo no era demasiado bueno para tomar un baño.
Cuando cruzamos a Croacia ya enlazamos con la autopista, que a comparación de aquí no es demasiado cara (unos 3 euros al cambio) y al coger la salida para Makarska nos encontramos con otra garita de peaje. Aquí nos molestamos un poco porque hacia nada que habíamos abonado la tasa pero resulta que este peaje era para entrar en el túnel Sveti Ilija que cruza toda la montaña Biokovo, el segundo monte más alto del país con 1.762m, y tiene una longitud de 4.248m. Si no recuerdo mal el precio era de unos 2 euros, al cambio, aproximadamente
El monte Biokovo a penas pudimos disfrutar de sus vistas porque el cielo estaba muy nublado y la niebla se posó en su cúspide pero aún y así nos asombró la magnificencia de esta montaña.
Después de túnel llegamos a Makarska. Esta ciudad es la que recoge la mayoría de turismo de costa de todo el país y os aseguramos que estamos seguro de ello. Íbamos un poco con prisas para poder coger el ferry del mediodía para así evitar esperar 4 horas al siguiente ferry, pero tanto por el embotellamiento que había por las calles como por lo mal indicado que está el carril del ferry, nos equivocamos de carril porque hasta que no estás encima no lo ves y no nos dejaron rectificar, así que perdimos el barco.
Al dar de nuevo la vuelta para volver encontrar el paseo marítimo dejamos el coche aparcado en el carril para los coches que suben al ferry. Al no estar muy seguros de si podríamos hacerlo, por el miedo de no saber si había otro barco que se fuera antes, fui a preguntarle a un chico de la compañía Jadrolinja si se podía dejar el coche aparcado y me dijo que sin problema. Así que lo dejamos allí, los segundos de la fila, y nos fuimos a comer y a ver como pasábamos las 4h hasta que nos fuéramos.
Comimos en una calle paralela al paseo marítimo un plato combinado con calamares. Al terminar de comer nos acercamos a mirar el coche que estuviera todo correcto ya que nos daba apuro no haber entendido del todo bien al muchacho de la compañía de ferrys. Como que vimos que no hubo movimiento alguno decidimos matar las horas muertas de la mejor manera posible: paseando, tomando un helado y haciendo 4 compras en un super cercano.
Personalmente no me terminó de convencer Makarska, demasiada saturación de turismo y el pueblo no estaba mal pero tampoco es nada del otro mundo. Supongo que también le pillamos un poco de tirria por el hecho de estar 4h dando vueltas a un lugar que no tiene más que el paseo marítimo y unas callejuelas paralelas.
Puerto de Markarska |
Faro |
Plaza principal de Markarska |
Por fin entramos en el ferry. Este viaje prometía ser algo movidito porque el tiempo se puso feo, empezaba a llover y hacía aire. El barco también era más pequeño por la cual cosa se movía más. Empezamos el trayecto en la parte superior de la cubierta, pero a medida que pasaban los minutos empezamos a coger frío y nos fuimos a la zona de sofás que hay en su interior. Allí también hacía fresco porque el aire acondicionado estaba puesto, pero al menos no teníamos el molesto aire dándonos en la cara. Fue en este punto donde vimos que el barco se movía un montón pero por suerte no nos mareamos. El trayecto duró unos 30 minutos hasta Sumartin, donde desembarcamos y nos pusimos rumbo a la capital de la isla, Supetar.
Saliendo del puerto de Makarska |
Llegando a la isla de Brac |
Puerto de Sumartin |
Tras unas cuantas vueltas encontramos la casa en la que nos alojábamos en Supetar. Al no tener wifi en todo el día no nos dimos cuenta que la chica nos había mandado un mail para ponerse en contacto con nosotros. Pero bueno, al llegar nos encontramos un montón de post-its distribuidos por las puertas... tras esperar un rato apareció una chica rubia en el balcón del segundo piso diciendo que bajaba a nuestro encuentro. Ella era Tatjana la propietaria de la vivienda. La chica, un poco alocada y divertida, nos enseñó la habitación y nos dijo que podíamos aparcar el coche justo debajo de nuestro balcón.
La habitación |
La terraza |
El baño |
Al acabar nos pusimos dirección a nuestra sobe para reponernos del fresco y para planear la ruta del día siguiente por la isla.
Mapa de la ruta:
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