Esta escultura fue creada en el año 2005 por Gyula Paner y Can Togay en el año 2005. Esta espeluznante escultura, en la que se pueden ver 60 pares de zapatos de hierro fundido, recuerda a los judíos que eran asesinados y tirados al río Danubio. Los descalzaban porque los zapatos eran un bien caro y escaso. En los fusilamientos murieron 200.000 judíos.

Es una escultura que puede pasarte totalmente desapercibida pero una vez la ves y la admiras te remueve algo en el interior, un sentimiento de pena e impotencia te embriaga. Es un recuerdo muy emotivo para todos aquellos que perdieron la vida al borde del río Danubio.

El puente de las Cadenas, también conocido como Puente Széchenyi, es el puente más antiguo de la ciudad. Fue inaugurado el 20 de noviembre de 1849 pero durante la Segunda Guerra Mundial los nazis destruyeron todos los puentes de la ciudad y este fue reinaugurado en el 1949.

El puente tanto se puede cruzar andando, como hicimos nosotros, como en coche. Este puente te conduce hasta los pies del funicular que sube a la colina de Buda.

La Basílica de San Esteban recibe este nombre en honor al primer Rey que tuvo Hungría la cual conserva, en su interior, la reliquia de la mano derecha de este primer monarca. Es una iglesia de grandes dimensiones (55x87 metros y 96m de altura de la cúpula). Se finalizó su construcción en 1905 porque en 1868 la cúpula central se derrumbó.

Cuando visitamos el edificio estaban realizando misa pero desde los pies de la nave nos quedamos asombrados de la magnificencia del edificio. Es un edificio solemne e impresionante. Aprovechando la celebración de la eucaristía decidimos subir a la cúpula para poder disfrutar de la panorámica de la ciudad. Se puede subir andando o en ascensor. Nosotros optamos por la segunda opción ya que su precio era de unos 3€. Las vistas des de arriba son preciosas ya que todo Budapest se extiende a tus pies.

Es el mercado más grande de todo Budapest, su arquitecto, Samu Pecz, lo construyó en el 1897. Desgraciadamente su estructura resultó muy dañada durante la Segunda Guerra Mundial y en el 1991 fue declarado en ruinas, éste cerró su acceso al público hasta que en 1994 fue restaurado.

Recomendamos encarecidamente su visita. Nos encantan los mercados y hasta el momento no habíamos visitado ninguno que tuviera las dimensiones de éste. En la planta baja se pueden encontrar todas las parada de venta de alimento y en la planta superior encontramos pequeños puestos destinados a la venta de ropa, souvenirs y los puestos de comida. Nosotros decidimos comer allí el día que lo visitamos y la comida, sin duda alguna, es exquisita y hay muchas paradas donde escoger.

Es el tercer puente más nuevo de la ciudad. Se encuentra en la parte más estrecha del río y lleva el nombre de Isabel de Baviera, reina emperatriz de Austria-Hungría. También recibe el nombre de Puente de la Libertad o Puente de Francisco José, ya que fue inaugurado por él. La estructura se construyó de hierro a finales del siglo XIX.

Es un puente que nos sorprendió. En un principio no podíamos imaginar ningún otro más bonito que el de las cadenas pero luego apareció este. Sin duda alguna las fotos no le hacen justicia ya que no es hasta que lo estas cruzando (se puede hacer andando o en coche) que no aprecias toda la belleza que hay en él.

El edificio de la Ópera de Budapest fue construido entre el 1875-1884. Esta construcción fue financiada por el archiduque Franscisco José I de Austria. Su sala tiene una capacidad para 1261 personas. 

Se puede hacer una visita por el edificio o bien se puede visitar la planta baja de manera gratuita. Esto último es lo que hicimos nosotros y nos quedamos con las ganas de poder ver un poco más el edificio porque nos pareció alucinante, el problema estuvo en que no habían tours a la hora que nosotros realizamos la visita.

La Gran Sinagoga es el segundo edificio de esta tipología más grande de todo el mundo. Tiene una capacidad para 2.962 personas y fue construida entre 1854 y 1859 y fue obra del arquitecto vienés Ludwing Forster. Forster le dio al edificio un aire morisco con toque bizantinos, románicos y góticos.

De este imponente edificio realizamos una visita exterior ya que faltaba poco para que cerraran y además el precio de su entrada nos pareció bastante caro (unos 10€). Aún y así vale la pena acercarse, aunque no se quiera visitar su interior, ya que al lado de sus paredes te sientes minúsculo y rodeándola puedes ver el patio con el cementerio y la escultura del Árbol de la Vida.

La estación Nyugati es la estación del Oeste de la ciudad. Fue una de las 3 principales estaciones de tren. Diseñada por August de Serres y fue construida por la Compañía Eiffel, fue inaugurada el 28 de octubre de 1846 en el mismo lugar donde existía otra antigua estación de tren.

Después de ver varias estaciones de tren por el mundo esta es una de esas que vale la pena ver su exterior ya que en la zona de los andenes no hay nada destacable. Si vais a visitar la Plaza de los Héroes la encontraréis de camino, no dejéis de admirarla.

Esta es la plaza más importante de toda la ciudad. Este espacio forma parte de un conjunto arquitectónico declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. En la gran plaza encontramos la presencia de una columna central y 2 estructuras arquitectónicas formadas por columnas y 7 esculturas superiores que recuerdan a los Héroes de las 7 tribus fundadoras de Hungría.

Habíamos escuchado hablar de esta plaza pero no imaginamos que en persona fuera tan impresionante ya que, como comentamos anteriormente, se trata de un espacio muy grande presidido por el monumento conmemorativo a los Héroes húngaros.

El actual parque Varosliget antiguamente fue un recinto de caza de la nobleza. Fue entre los siglos XVIII y XIX cuando se abandonaron las practicas de caza y se empezó su transformación en parque. Cabe decir que el parque de Varosliget fue uno de los primeros parque públicos  del mundo. Paseando por él encontramos el castillo de Vajdahunyad. Su construcción en madera en el año 1896 fue para la Exposición Universal. Al finalizar la exposición se reconstruyó en piedra y actualmente alberga el Museo de la Agricultura y encontramos una pequeña iglesia en el recinto.

Nuestra visita al parque fue de camino al balneario Szechenyi y nos sorprendió poder ver el castillo y sus edificaciones contiguas ya que parecen como surgidas de la nada. Es una zona agradable para poder dar un paseo y desconectar de la ciudad.